Queso de cabra de Valdeteja 

Aun siendo la población de Valdeteja la que ha dado su nombre, lo cierto es que a lo largo del curso medio del valle del río Curueño, al norte de la provincia de León, y en concreto, en las poblaciones de Arintero, Montuero, Nocedo y Valdeteja, se elabora desde finales del invierno hasta principios del verano este queso artesanal que ha conseguido gracias a su calidad hacerse un hueco entre el gusto de los consumidores.

En su elaboración se parte de la leche entera y cruda de cabra a la que se añade cuajo animal y cloruro sódico. La cuajada resultante se introduce para su desuero en moldes de madera o esparto, antiguamente también se utilizaban botes perforados de hoja de lata. Posteriormente se sazona en ambas caras por espolvoreo de sal seca y se deja secar en un ambiente fresco, húmedo y muy ventilado.

Por este procedimiento se obtiene un queso madurado, de semicurado a curado, durante un mínimo de un mes y que si es embadurnado de aceite puede conservarse hasta seis meses. Su corteza es rugosa, recubierta del característico moho, su pasta firme, entre blanca y amarilla según curación y su sabor suave pero persistente y ligeramente picante, de aroma intenso y algo pútrido a causa de los mohos y levaduras de su corteza.

Estos quesos presentan una forma cilíndrica irregular y un peso próximo al kilogramo. Debido a las favorables condiciones ambientales, la corteza desarrolla los mohos y levaduras que le confieren –además de una gran personalidad- su inclusión entre la categoría exclusiva de los denominados quesos de corteza o de corteza fermentada.

Se recomienda su consumo como aperitivo, tapa o postre y siempre en compañía de un buen vino, preferentemente blanco.